A simple vista, el packaging de un producto tiene únicamente una función: proteger el contenido, e informar del mismo al consumidor. No obstante, si ahondamos más en este concepto, entenderemos que el packaging no es solamente el envoltorio, sino mucho más. Es una forma de atraer al consumidor, fidelizarle, crearle nuevas necesidades... todo ello, se consigue a través de esa materia que envuelve nuestro producto.
Personalmente, le presto mucha atención a la presentación y packaging del producto; la estética de las cosas me resulta interesante, y desde luego influye en mi decisión de compra y en mi experiencia como consumidora. Es decir, pese a que el producto es lo más importante, el packaging es fundamental puesto que en mi caso supone la diferencia entre una experiencia de consumidora agradable estéticamente o no.
En mi día a día, soy una fan acérrima del té, y me encanta probar las distintas variedades. Por ello, presto gran atención al sabor de los tés, así como a su presentación. He de admitir que ésta es una de las razones por las que me marca de té favorita es Harney & Sons. Recientemente he descubierto que su packaging ha sido modificado: de las clásicas latas con exquisitos diseños ambientados en la procedencia del té de su interior (Kenia, Ceylán, Gran Bretaña...) se ha pasado a la comercialización de unas pequeñas latas unipersonales, que pueden contener hasta cinco bolsitas piramidales de té. La gran ventaja de éste packaging es que ofrece al consumidor la posibilidad de transportar su té favorito sin que éste pierda sus propiedades por la exposición al aire.
Tras ver esta adaptación de Harney & Sons al mercado gracias a su innovador packaging, decidí realizar una clasificación de los tipos de packaging creativo que realizan las marcas, determinando su objetivo comercial.
Packaging divertido: Busca que el consumidor se divierta y se involucre con el producto. Atrae desde el primer momento, pero sólo se consigue el pleno disfrute tras la adquisición. Un ejemplo de este tipo de packaging sería la última campaña del chanmpagne Moët-Chandon "Mensaje en una Botella", que incluye un bolígrafo permanente dorado para escribir tu propio mensaje en el exterior. La idea es que el consumidor se divierta, y la vez quiera conservar 'su obra' en el envase del producto.
Packaging de ayuda: Pretende resultar cómodo y atractivo al consumidor. Bajo la promesa de hacer más sencillo algo que suele ser difícil, surgen propuestas como estos vasos con agarradera que evitan que la mano entre en contacto con el calor del vaso de café. Además, reducen el gasto de material excesivo que suponen las bandejas de carton para transportar este tipo de bebidas. Resultarán atractivas para aquellos consumidores que, por ejemplo, viajan en metro, o andan bastante por la ciudad. En este caso, el packaging es un sustituto perfecto de las bandejas de carton (tipo Starbucks) puesto que también permite que las agarraderas se enganchen unas a otras, pudiendo llevar varias bebidas a la vez.
Packaging llamativo: Este tipo de envoltorio pretende diferenciar el producto, que suele ser común o sencillo, y evitar que se confunda con el de sus competidores. Con una idea novedosa y muy creativa, el producto adquiere un valor añadido: el estético. Esto sucede con los Soap Stones, en inglés, "jabones piedra" que han sido realizados a mano y cortados con la forma de un mineral. Ahora no sólo se venderán por sus características como jabón, sino también por su bonito diseño y como elemento decorativo. El packaging ha conseguido llamar la atención del consumidor, diferenciando al producto de sus competidores, y agregándole un valor añadido.